Por muy raro que parezca, este arquetipo está sacado directamente de la vida real.
El Héroe hace lo que tiene que hacer y le echa cojones al tema. Hay pocos héroes que lo sean desde el principio. Suelen empezar como Niño que se cae del guindo (Simón, Añoranzas y Pesares) o como Alma Torturada (Aragorn). Tiende a estar íntimamente ligado con el Elegido, pero a veces aparecen como personajes secundarios con un par bien puestos (Angarad, El Sueño de los Muertos).
El Héroe hace lo que tiene que hacer y le echa cojones al tema. Hay pocos héroes que lo sean desde el principio. Suelen empezar como Niño que se cae del guindo (Simón, Añoranzas y Pesares) o como Alma Torturada (Aragorn). Tiende a estar íntimamente ligado con el Elegido, pero a veces aparecen como personajes secundarios con un par bien puestos (Angarad, El Sueño de los Muertos).
Es el que da un paso adelante para asumir la tarea de hacer algo
chungo, que no le apetece una mierda pero no se fía de nadie más para hacerlo/no quiere que ninguna otra persona tenga que comerse semejante marrón. Además suele
carecer del bonus de Poderes Cósmicos con el que suele venir el Elegido
normal. Suelen tener la cabeza mejor amueblada; son los dignos de
admiración, esos que da gusto desarrollar. Frodo, por ejemplo, que se
decide a llevar el anillo aunque le apetece una higa. Lúthien
Tinúviel, que se va a buscar a Beren donde haga falta, y a la inversa.
Fingolfin.
A Tolkien se le daban bien los Héroes.
Su épica es épica de personajes con un par de huevos, que quizá se
alejen del lector (nosotros, proletarios del siglo XXI, llenos de defectos y de flaca
voluntad) para identificarse con ellos. Es fácil identificarse con el Elegido
80% (Jo, Paco, imagínate que te toca salvar al mundo y te pierdes la
Eurocopa, buf, no me extraña que reaccionen como reaccionen). Es fácil
entender al Elegido 20% (Joder. Puedo volar. Echo rayos por las pestañas. Los malos se van a cagar). Sin embargo, el Héroe
es ese que le echa cojones y va a hacer lo que nadie más tiene hipotálamo
de hacer, sin armas extra. A ver cuántos de nosotros haríamos lo mismo.
A veces le sale bien, como a Frodo. Otras,
no, y la carga dramática se dispara. Sí, Fingolfin. Otra vez.
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