Cinco minutitos más. Anda. Porfi.
Retirada en mis cuarteles edredones de invierno me ha dado para pensar bastante y leer un poco.
¿Cómo? ¿Que todavía no tenemos gobierno? ¿P'a esto me levanto?
También me he pasado el Life is Strange, que es un juego que me ha dejado los entresijos hechos encaje de bolillos y proporcionado pesadillas frescas para mí y todos mis compañeros. Tiene ardillas y va de tomar decisiones chungas.
Strange de cojones, in fact.
Y ahora que os habéis tragado los ecos de sociedad marmotil, vamos a lo que importa:
El mes que viene sale mi primer libro infantil, La noche que Tronnia cambió su mundo. Va de identidad y tiene trolls, un basilisco y un niño que ve documentales de romanos, entre otras cosas. Me hace especial ilusión porque llevo contando cuentos a niños desde que mi prima desarrolló la comprensión del lenguaje verbal (1993 más o menos). Las ilustraciones molan un huevo de brontosaurio y me lo voy a pasar pipa en las presentaciones.
Así que nada, hijicos míos, preparaos para un festín de telarañas fritas.