lunes, 9 de noviembre de 2020

De redes, Amazon y Google Play

Esta entrada es una comparación breve y sesgada

entre Amazon y Google Play a la hora de autopublicar.


Pronto saldrá otro libro. Ya veis, hijitos: estoy tan segura de que esto no lo lee nadie a no ser que lo rebote en redes que puedo permitirme adelantar noticias que se cargan el plan mercadotécnico que he diseñado meticulosamente para ir subiendo contenido relacionado, dividido en categorías, hasta que salga el título. Es la ventaja de que no me lea nadie.

Hace poco me lié la manta a la cabeza (otra vez) y decidí poner a la venta varios libros electrónicos en Google Play y tenerlos en vista previa en Google Books. Madre del amor hermoso. Iba yo con la idea de que eso ayudaría a echarle alpiste al algoritmo del buscador pantagruélico y conseguiría así posicionar un poco mejor los títulos, pero ha costado bastante de criar.

Donde Amazon tiene herramientas y tutoriales para legos, Google Play tiene esto:


Fundamentalmente, si quieres subir un ebook, tienes que subir un epub. A ver, también puedes subir un pdf, pero queda como... cutre. Subir un epub implica que tienes que exportar tu texto en dicho formato y que quede bien maquetado y tal. Amazon tiene un editor muy apañado, el KindleCreate, que aunque limitadito te ahorra muchos calentamientos de cabeza. Con Google Play tuve que recurrir a Calibre y parecía bastante intuitivo al principio, hasta que subí los archivos.

Y no se publicaban, y salía una frasecita roja diciendo que algo había ido mal... pero no el qué. Toca bucear, encontrar el error, comprobar que es de html, volver a Calibre y darle al método empírico hasta que dejan de aparecer errores. Un gozo, vamos.

Y, cuando al fin quedaron libres de errores, se quedó la cuenta en revisión preliminar casi una semana.

Google Play no ha descubierto que mimarle el ego a los autores los anima a que suban los libros a su plataforma, como sí ha hecho Amazon, con cosas tan sencillitas como la página de autor. En general, es calentarte bastante la cabeza para lo que se prevén como pocas ventas. El tiempo dirá si la parte de que al buscador le caigan mejor los títulos funciona a largo plazo.

Si no queréis pelearos con programas externos, recomiendo Amazon de lejos. Yo entiendo que las librerías de toda la vida le tengan alergia, pero como plataforma de autopublicación para pobres (papel incluido) la verdad es que no tiene precio.

Eso sí, quedan muy monos.

También le he pegado un tiento a Instagram. Es otro salto de fe tecnológico, a ver si consigo llegar a la franja de adolescentes y jóvenes adultos. De momento, a 23 seguidores, el rendimiento de las publicaciones (tomando el "engagement" como referencia) es mucho mayor que en Facebook. Eso sí, me está tocando mucho las narices, porque desde el móvil no hace más que dar errores y publicarme las fotos sin el pie de foto, pero supongo que será subsanable.

A veces me pregunto por qué echo tiempo en diseñar campañas, si no puedo permitirme anuncios y me niego a ponerme en modo cansino. Una de las mejores cosas que tuvo el primer "confinamiento" (que yo me pasé teniendo que ir a trabajar de todas formas, aunque fuese con horario reducido) fue que volví a escribir por placer y recuperé un poco las ganas/voluntad para que mis historias lleguen a más gente. Como dicen en mi tierra, a donde llegue la manta estiraremos los pies.