El conejete de la esquina es brutal.
Doneval, de Graham Dunstan Martin. Este viene envuelto en halo místico. Estaba en casa de mi prima, la cual no se ha caracterizado nunca por leer. Un verano que me pasé dos o tres semanas en el pueblo lo vi y lo fui devorando en las horas de la siesta. Está más que descatalogado y no me importaría que alguien me lo regalara (para cuando salga esta entrada mi cumpleaños estará al caer, EJEM EJEM...) Además he descubierto que tiene continuación, Favila. Si me queréis, traérmelo. Va de un chaval con cabras y sin poderes que se mete en un embrollo de narices y vive aventuras y cosas. No me acuerdo de más.
Trigger Warning, de Neil Gaiman. A ver, qué voy a decir yo de este hombre. Este libro de relaticos sigue su línea de caja de bombones rusos (nunca sabes si el siguiente relato va a dejarte en una nube todo el día o a perturbar tu sueño una semana). Mención especial para Click-Clack the Rattlebag y The Thing About Cassandra. Además, la portada es bestial.
La portada de esta edición es un poco meh.
Haced como que no la habéis visto.
Esperanza del Venado, de Orson Scott Card. El hecho de que la historia esté contada desde la voz de un personaje que no puede mentir ya da gustete. Tiene una de las malas más malas de todas las malas malosas que jamás osaron erigirse en antagonista. El tono es devastador de lo poético que es. A mí me puso bastante mal cuerpo, pero mal cuerpo del bueno, ya sabéis.