miércoles, 6 de mayo de 2015

Lecturas no obligatorias: batiburrillo III

Esto es otra entrada programada entrando en el bombo del azar. Como las anteriores, va de libros bonicos por una razón u otra.


Además la portada es TAN bonita...

La música del silencio, de Patrick Rothfuss. Este libro no me lo encontré en ninguna estantería, lo fui a compar en cuanto pude con ansia viva y no me equivoqué. Va de buscar la armonía. El personaje principal tiene vida interior para una saga entera. No hay batallacas ni universos en peligro y aun así el conflicto se trata mucho mejor que en cienes de pinículas taquilleras con explosiones y cosas. Hay un capítulo, el más corto, que espero que pase a la historia como el capítulo capaz de encogerte el alma con menos caracteres.

La portada, por una vez, se corresponde con el interior.

Los Dones, de Ursula K. Le Guin. Iba por la biblioteca en modo "sorpréndeme, estantería" y el título me llamó la atención. No había leído nada de esta mujer (vergüenza sobre todo lo bovino de mi clan) así que me lo llevé felizmente a casa y me lo zampé en dos días. Va de crecer y descubrir cosas de uno mismo, pero bien. Sin el verdadero significado del invierno o el amor verdadero o másdelomismos similares. Tiene personajes adolescentes que no dan ganas de matar. Me llego a leer esto con catorce años y doy palmas con las orejas. Es el primero de una trilogía y los otros dos volúmenes siguen esta línea, siendo cumpletamente diferentes. Venga, que me lo quitan de las manos.



Si lo veis en un mercadillo o una librería de viejo lleváoslo a casa.



El señor de la danza, de Robin Lloyd Jones. Otro caso de libro que me encontré por mi casa y no lo solté en varios días. Va de un inglés cuya novia está en un leprosario que se va de farra por la India con su colega sacerdote disfrutando de la gente. Si tienes alguna fantasía idealizadora de vivir con lo mínimo a lo medieval, recomiendo este libro. Está ambientado a finales del XVI, pero es extrapolable. Incluye miseria por un tubo y a la vez es tremendamente poético. Hay un personaje desgarrador desde que aparece, llamado Damayanti, que es probablemente el que más me ha puesto las entrañas a sotavento en la vida.

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