viernes, 8 de mayo de 2015

Lecturas no obligatorias: batiburrillo IV

Esta es otra entrada programada, bla, bla, ya sabéis de qué va el tema. Va de libros que te dejan con mal cuerpo pero un mal cuerpo que da gustete, en plan "qué bien me ha hablado este autor de cosas muy difíciles de decir, haciéndome pensar así sin meterlo con calzador".



Yo con esta portada me imaginaba mozos retozando en el arroyo.



Nunca me abandones, de Kazuo Ishiguro. Vamos a ver. Este me lo cogí de la biblioteca un verano junto a otra montaña de libros bajo la premisa de "cosas ligericas que no me hagan pensar". El título me hizo creer que sería una historia de amor que acabaría bien. Me caí con todo el equipo. Estrepitosamente. Disfruté muchísimo la lectura, sí, pero me dejó muy revuelta. Buf.



Joder, me acabo de dar cuenta de que es de la misma editorial que el anterior.



El Mago, de Fowles. Si os queréis rayar antes de que os rallen cual zanahoria, este es vuestro libro. Santa Ruguedarcina del Patatús. Esto estaba por mi casa y dije "anda, un mago" y acabé alucinando poliedros. Han pasado como diez años desde que lo leí (pensaba yo que iba a haber un mago, je, inocente de mí) y sigo preguntándome "WTF?" cuando lo veo en la estantería. Igual debería releerlo...



A cualquiera puede pasarle cualquier cosa y es mejor estar preparado.



El Dios de las pequeñas cosas, de Arundhati Roy. Otro que estaba por mi casa. Te deja los entresijos al bies desde el primer capítulo. Incluye niños y es una de esas novelas en los que los niños no son ficus que lloran de vez en cuando, sino que disfrutan de su vida interior y piensan y esas cosas que a la gente, cuando se pone a escribir, se le olvida que los niños hacen. Es tremenda.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Escribe sólo si tus palabras honran el silencio.