Es una pequeña antología de relatos donde el frío y la oscuridad se cuelan entre los párrafos. Ya sea por localización temporal, sensación térmica o alma metafórica, el invierno está presente. Hay uno que explora las consecuencias de pasarte con la bebida en estas fiestas. Hay otro donde el despertar hace añorar el sueño. Hay monstruos. Hay magia.
Hay gatetes, un cuervo y una tortuga.
Es el invierno una estación de cambio, de hibernación. En ella, todo muere con la esperanza de renacer en primavera, de tener la oportunidad de florecer de nuevo.
Son relatos donde, desde la oscuridad, se espera que vuelva la luz algún día. Relatos donde esa misma luz añorada derrota las sombras que han campado a sus anchas en la estación gélida. Hay cuentos de renacimiento, de redención y de duda; sueños y despertares.
Hay cuentos de princesas, de maestros y de piedras.
La portada es obra de Lorena García y mola un huevo de brontosaurio. No me digáis que no queréis un póster.
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