Dice el refranero castellano que quien mucho abarca, poco aprieta. Una abarca mucho, sí, porque concentrarme en una sola historia habiendo tantas por contar me cuesta horrores, pero afirmo que aun así se puede apretar en condiciones. Igual no aprietas todo de una, pero es una elección. Los ritmos de escritura son distintos y complementarios.
Hay varias historias que han manifestado su voluntad de novelarse, sin quedarse en relato corto o semblanza poética. Estoy enfrascada en cuatro:
-El bosque. Tiene muchos animalitos y está saliendo un rollo ecolo que no me esperaba, la verdad. Es fantasía de la buena.
-Proyecto Saturnina. Terror manchego. Me lo estoy pasando pipa.
-Las Aberraciones. Es el que lleva más páginas, y también el que tiene pinta de costar más de criar. Este también es fantasía de pro.
-Los fantasmas dickensianos. Todo lo que doblé el lomo en Londres tenía que reventar por alguna parte.
Todo eso me traigo entre manos. No, no me dan las horas del día. Así que nada, hijos míos, a seguir escribiendo.
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