Hemos visto todos como la fantasía y la ciencia-ficción han pasado de ser cosa de frikis y niños a ser algo aceptado socialmente. A los amantes del género de toda la vida se la pela si está de moda o no (a no ser que les mole ser superespeciales y tengan alergia a los nuevos ricos), a quien no lo conociera, lo descubra y le guste seguirá dándole tema aunque se pase de moda y quien lo consume como quien se cena los garbanzos porque es lo que ha puesto su madre para cenar le dará a otro palo cuando se diluya el boom. Fin. El tema aquí es otro. Muy nostálgico.
Quiero repasar así a vuelapluma, los días impares, aquellas historias que nos abocaron al género en nuestros tiempos mozos, cuando había videclubs. Más que nada, por dar ideas para tardes de domingo como ésta o para viajes eternos en metro o tren. Hoy, para empezar, Taron y el caldero mágico, que lo tiene todo, gorrino chato incluido.
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