Este verano he hecho una cosa.
He estado leyendo.
Hubo un tiempo de mitos y leyendas
anterior a internet en el cual me dedicaba a escanear las estanterías
de mi casa o de la librería que tenía más a mano y dedicaba casi
todo el tiempo libre que tenía a leer (es decir, cuando no estaba ni
en clase ni escribiendo ni intentando devanar sin éxito los procesos
de la vida social). Leer me hacía hace feliz. Me he propuesto leer
más y es de las mejores decisiones que he tomado en la vida.
Sin más dilación, he aquí unas cuantas lecturas que he de recomendar.
Sin más dilación, he aquí unas cuantas lecturas que he de recomendar.
Conseguí, por fin, ver la película a
finales de primavera. No podía procrastinar más la lectura. En
cuanto pude (y no fue fácil, tuve que recorrerme medio Londres para
encontrarlo) me hice con un ejemplar en inglés y me lo sorbí en
vena. Me fascinó el tratamiento de la magia (la magia-magia, la que
late bajo los acontecimientos, no la de hacer levitar cosas y usar
conjuros). Me encantó el personaje de Molly. El amor verdadero. Ay.
Lo único malo es que ya no podré volver a leerlo por primera vez.
¿Quién dijo miedo? Tenía ganas de
leerlo en inglés, de ver qué palabras usó Tolkien exactamente. De
sentir el libro en la lengua en la que fue escrito, vamos. Y...
Cambia. Es como leerlo en HD. Topónimos, la construcción de las
oraciones... Otra de las mejores cosas que he hecho en esta vida es
aprender inglés.
La última primavera – Concha Perea
Cuando leí La Corte de los Espejos di
palmas con las orejas. Me gustó bastante el cierre, abierto, con el
velo amargo de todo el libro; las hadas atrapadas en la magia
vetusta, la ambientación, Nicasia bregando con sus demonios mientras
hace lo que tiene que hacer. En esta parte he vuelto a disfrutar del
mundo y de la gestión emocional que van haciendo los personajes
según les va cayendo vida encima.
Me gusta especialmente que los
personajes a los que la gente subestima resulten ser capaces, tener
un plan y haber sido pacientes mientras otros creían que estaban
siendo cobardes. Hay escenas de este libro que he disfrutado sintagma
a sintagma.
Esto es oír a Tolkien pensar. Ver la
evolución de las primeras versiones del cuento a la forma final de
The Silmarillion ha sido una gozada. Además, las partes en verso son
simplemente preciosas. Y las ilustraciones de Alan Lee... Ay.
Tras descubrir que existía Redwall
porque a Facebook se le ocurrió ponerme un anuncio relacionado,
acabé enterándome de que había más animalitos con espadas
haciendo cosas. Está lleno de gente que resulta ser otra cosa, lo
cual me resulta exquisito. Y hay una zona que está inspirada en la
mezquita de Córdoba, así que double win.
Tenía yo mis reticencias a empezar la
saga y me ha sorprendido gratamente. Me alegro de haberlo leído
cuando me ha apetecido y no bajo las presiones de la voz de
“tieeeeneees que leeeeer a los graaandes del géeenerooo”.
Está muy bien escrito. Por lo menos,
la traducción al español. Me encanta esa sensación continua de que
hay cosas que no te están contando. De conocer a los personajes por
lo que van haciendo y no por lo que el narrador te sopla sobre ellos,
ya sea en monólogo omnisciente o en diálogo de marujas usando a
otros personajes para que te enteres de cosas. Como narración a base
de entremeses es impecable.
Eso sí: el último relato me resulta
un poco ein? Uno no sabe si el protagonista se está saliendo del
personaje o si hay una explicación dentro de todo eso que no te
están contando para comportarse como un ceporro. Supongo que me
enteraré según vaya leyendo más libros, que por lo visto hay un
puñado.
The Witchwood Crown - Tad Williams
Agarraos, que vienen curvas.
Es muy difícil retomar una saga del calibre de Memory, Sorrow and Thorn. (Me niego a seguir llamándola "Añoranzas y Pesares".) No he tenido el libro físico en las manos (lo compré para el kindle) pero aun así sentí su peso. Colma una de las obsesiones que he tenido siempre: termina la aventura y el héroe se apoltrona en su casa a comer risketos. Qué pasa con los guerreros que no mueren en combate. Qué pasa con los vencidos.
El aperitivo exquisito que fue The heart of what was lost es sólo un preludio de lo que me estaba esperando aquí. Me ha vuelto a dar, además, personajes que resultan ser otra cosa, cosa que ves venir sin darte cuenta, de forma que de repente no sabes cuándo has empezado a sospechar. Ah, la magia de la lectura. Los personajes nuevos están a la altura de la vieja guardia (sobre todo, Tzoja). He constatado otra cosa: todo lo que tiene que ver con el Thirting me exaspera y aburre a partes iguales. Y que tengo debilidad por las nornas. A su manera llevan razón.
Este libro habla de pérdida y de cómo la gestionamos. Resistiéndonos, resignándonos, buscando culpables, huyendo, enfrentándola. Cada personaje la acomete (o no) a su modo y se forma un coro precioso (y melancólico). Las consecuencias se imbrican. El contraste entre personajes mortales e inmortales al respecto es glorioso también.
The Witchwood Crown - Tad Williams
Agarraos, que vienen curvas.
Es muy difícil retomar una saga del calibre de Memory, Sorrow and Thorn. (Me niego a seguir llamándola "Añoranzas y Pesares".) No he tenido el libro físico en las manos (lo compré para el kindle) pero aun así sentí su peso. Colma una de las obsesiones que he tenido siempre: termina la aventura y el héroe se apoltrona en su casa a comer risketos. Qué pasa con los guerreros que no mueren en combate. Qué pasa con los vencidos.
El aperitivo exquisito que fue The heart of what was lost es sólo un preludio de lo que me estaba esperando aquí. Me ha vuelto a dar, además, personajes que resultan ser otra cosa, cosa que ves venir sin darte cuenta, de forma que de repente no sabes cuándo has empezado a sospechar. Ah, la magia de la lectura. Los personajes nuevos están a la altura de la vieja guardia (sobre todo, Tzoja). He constatado otra cosa: todo lo que tiene que ver con el Thirting me exaspera y aburre a partes iguales. Y que tengo debilidad por las nornas. A su manera llevan razón.
Este libro habla de pérdida y de cómo la gestionamos. Resistiéndonos, resignándonos, buscando culpables, huyendo, enfrentándola. Cada personaje la acomete (o no) a su modo y se forma un coro precioso (y melancólico). Las consecuencias se imbrican. El contraste entre personajes mortales e inmortales al respecto es glorioso también.
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