Hoy termino de escribir ésta, la mi carta de despedida. Las IAs están ofreciéndole a la gente que quiere haber escrito un libro lo que siempre soñó y yo me he cansado del mundo literario posmoderno esclavizado por los algoritmos de internet y el monstruo de lo parasocial.
En abril de 2014 publiqué mi primera novela con ilusión y sin medios. Acabo de publicar la que será la última, Ritos, en este abril de 2024, y cierro así el ciclo de una década intentando publicar. Quién sabe lo que nos espera en 2034.
Ya lo anuncié tras presentar Maldiciones. Estoy muy cansada. Yo lo que quiero es escribir. Que te lean está bien y eso, pero tal y como está el percal, mirad, yo ya paso de seguir intentándolo. Si lo que quiero escribir no es lo que la gente quiere leer, sea. Si estas son las consecuencias de no querer pasar por el aro de la autopromoción entendida como ser una cansina en redes e intentar caerle bien al personal, sea también.
Me quedo este blog, que al final es el formato donde me siento cómoda, para seguir flipandome con lecturas y ratoncitos, además de para reflexionar de forma ordenada sobre movidas creativas. Todos mis libros autopublicados seguirán en bibliotecas, que para eso los doné. Estarán disponibles en Amazon hasta que me harte. Las redes ahí se quedarán, supongo, a criar malvas o algo.
Que nunca falten los libros. Leed lo que os dé la gana. Escribid lo que os apetezca. Si algo he aprendido de Sueño Caraminth es que la felicidad se alcanza cuando eres consecuente con tu propia definición de libertad.
Nadie va a venir a salvarte.
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