jueves, 18 de marzo de 2021

De autopublicación, icebergs y coscorrones

 La expresión "perdonar el bollo por el coscorrón" es preciosa. Gráfica. Perfecta.

Vamos a hablar de lo que no se habla nunca, que es de pasta. Y de ventas. Una cosa muy guay que tiene autopublicar en Amazon son los históricos de ventas. De verdad, igual es el mal encarnado, pero para autopublicar te soluciona bastante la vida, todo es intuitivo y fácil.

El histórico de ventas dice que he vendido un total de 52 libros en su plataforma.

¡Cincuenta y dos libros como cincuenta y dos soles! Yo, que no vivo de esto y paso deciséis millones de kilos del tema mercadotécnico, considero un éxito absoluto semejante cifra.

En total, me ha reportado unos sesenta y tantos euros en cinco años, menos de lo que me costaría un bono transporte mensual para ir al curro donde vivo ahora, pero lo de los dineros no es el objetivo principal. Lo saco a colación por poner un poquito de perspectiva con respecto a la gente que sí depende, en mayor medida, de vender libros para pagar las facturas. Teniendo en cuenta que las regalías de Amazon tienden a ser mayores que las que te dan las editoriales, echad un cálculo de la paliza que se tiene que pegar la gente que pretende vivir de escribir para no morirse de la ansiedad.

Cuando he publicado con editorial y he recibido ejemplares de cortesía, los he repartido entre colegas y bibliotecas alegremente; autopublicando, me cuestan dinero los ejemplares de autor, así que tengo que pensarme mucho si pillarlos y a dónde mandarlos.

Obviamente, las ventas podrían subir muchísimo si tuviera cuartos para invertirlos en publicidad, me dedicara al networking, volviera a Twitter y me "diera a conocer". Señor, qué pereza más grande. Y no ya pereza: no me vais a apear del burro ya del hecho de que hemos entrado en una etapa en la que, con esto de la cancelación y las relaciones parasociales y el poder de enfurruñamiento de las redes sociales, el producto a vender no es tu obra, sino tú mismo. Si no te pronuncias sobre los temas de actualidad, si no tomas partido -y más te vale tomar partido adecuado- por la causa del día, es como que el público no sabe si eres digno de que te compren lo que sea que estés vendiendo. Aunque lo que estés vendiendo sea la hostia.


Y paso. Paso mucho, no sabéis cuánto. Si esas son las reglas para vender, mira, me quedo con mis cuatro colegas que me leen y se flipan con mis historias y todos tan felices, empezando por mi salud mental.

Luego hay más. Para lograr visibilidad, tienes que jugar con las reglas de los algoritmos, que cambian de plataforma a plataforma. Palmar pasta siempre funciona, pero ante su ausencia siempre puedes bajarte los pantalones darle al algoritmo lo que le gusta a ver si se lo enseña a más gente. A Facebook, como su nombre indica, le gustan las fotos donde se vea una cara. Que manda huevos, colega, qué gónadas tendrá que ver eso con los libros. Bueno, pues la publicación que más alcance ha tenido nunca en la página de Facebook de M. C. Arellano fue la foto que subí firmando en Sant Jordi, donde se me veía con el libro. Oye, mano de santo. 

Los enlaces los odia. Subir un enlace a Youtube o al blog le cabrea mucho. No le mola nada que pongas puertas que vayan a sacar a los usuarios de su hondo, supongo que por si luego no vuelven.

A Twitter le mola que interacciones con otros usuarios. Cuanto más retwitees, te retwiteen, etiqueten, respondas y demás, más te saca. Urticaria me entra de acordarme y de pensarlo. A Tailwhisper, que tiene un fondo de marrullera chunga de barrio que asusta, le habría encantado Twitter. Se habría dedicado a partirle los hocicos dialécticamente a toda la gente que viniera a decirle lo equivocada que está sobre lo que fuera. A mí me entran sudores fríos. No, paso.

Aquí la verdad es que podría mover un poco el culo y currarme un poco más el SEO, pero es que es otra vez modificar el contenido para satisfacer a los dioses de la búsqueda. Y sí, me pasa como con lo de la RAE de formular las oraciones de manera que su idea pésima de quitar la tilde del "sólo" tenga sentido: no me da la gana pasar por su aro, porque yo la estructura que quiero seguir es la que es. Sembrar esto de palabras clave y hacer entradillas me aburre profundamente. Ciñéndome a esa mierda no habría podido, por ejemplo, empezar esta entrada como lo he hecho.

Y así puedo darle una estructura circular a este texto, volviendo a esa primera frase: qué hermoso es ser consciente de que perdonas el bollo por el coscorrón. ¿Queréis ser libres, rebeldes, ignorar el yugo de las redes? Este es el precio, aquí lo tenéis.

lunes, 1 de marzo de 2021

De niñas tontas, personajes fuertes y las témporas

Vamos a hablar de fuerza.
Bueno, no: vamos a hablar de personajes fuertes en la ficción.

Seguro que se os ha venido a la cabeza una idea más o menos parecida a esta:


Conan el Bárbaro, desjarretando enemigos de lunes a viernes


Brienne de Tarth, pegando tortas como panes de pueblo


Kara Thrace, profesional de las peleas de taberna;
fumadora de puros y empinadora de codos

Y es que la "fuerza" es un concepto ladino y taimado que parece irse siempre a lo físico: un personaje fuerte es aquel que reparte galletas sin despeinarse. Nos hablan de "personajes fuertes" y les ponemos en nuestra cabeza una armadura y hale, a dar leches.

Uy.

A ver si va a ser que asociamos "personaje fuerte" a "aquel que es hace cosas tradicionales de maromos". A ver si es que no nos cabe en la cabeza que un personaje haciendo "cosas de chica" pueda ser fuerte.

¿Qué narices son esas "cosas de chica"?

Bueno, pues vamos a hablar de Sansa Stark. De la de los libros, hasta que indique lo contrario.



Nos presentan a esta criatura como una adolescente soñadora, amable y apasionada por los vestidos, los bailes y las cosas esas de las canciones. Su madre está tan contenta porque le ha salido una niña a la que casar bien, sobre todo comparada con la borrica de la hermana, que no despliega feminidad ninguna. Vive Sansa en su burbuja toda feliz e inocente hasta que la prometen con un psicópata, la arrancan de su casa y la mandan a vivir su peor pesadilla.


Maltratada y torturada psicológicamente, se enfrenta a su nueva situación a base de herramientas no violentas: cortesía impenetrable, callarse, obedecer. Tiene tal trauma que no es capaz de confiar en nadie, sobre todo en el pavo con el que la casan, que es de la familia del ENEMIGO, aunque termina medio abriéndose a un bufón borracho que resulta ser cómplice de otro psicópata que la saca de su peor pesadilla para mandarla a un purgatorio normalito.


No sé hacia dónde van a ir los libros, porque SPOILERS, pero en la serie la funden con otro personaje y la acaban prometiendo con un tercer psicópata (a Martin le encantan, yo no sé qué le pasa a este señor) que la viola y aterroriza y ella sigue con sus herramientas no violentas. Se escapa, terminan venciendo al psicópata y entonces SE CONVIERTE EN UN PERSONAJE FUERTE.


Y hace que al tercer psicópata se lo coman vivo sus propios perros, regodeándose bastante en el tema. Luego condena a muerte al segundo psicópata, pero es su hermana (la borrica del principio) quien le corta el gaznate. Y dirige un poco el cotarro, y le entran unas ansias de independencia que en su puñetera vida había sentido, se convierte en una persona que no era y hasta le suelta a un armario empotrado que qué bien que la han tratado tanto a palos los psicópatas, que cuánto se alegra de no ser inocente y dulce nunca más, que qué guay HABERSE CONVERTIDO EN UN PERSONAJE FUERTE CAPAZ DE EJERCER LA VIOLENCIA.


Yo por el Norte ma-to.

Básicamente la convierten en un amago del segundo psicópata. Como a los guionistas de la serie les encanta modificar mágicamente las personalidades de los personajes a su conveniencia, a Sansa le han quitado todo lo que la hacía Sansa y además la hacen adalid de una cosa horrible y perniciosa que es el pensar que el maltrato te hace más fuerte y mejor persona.

Qué habéis hecho con mi Sansa.

Espero que en los libros tenga más sentido, de verdad, y no necesite asesinar a nadie para demostrar lo fuerte que es.

En general, los "personajes fuertes" en la ficción se caracterizan por ser capaces de ejercer la violencia. Estamos muy acostumbrados a que los maromos luchen, gobiernen, conspiren y maten gente en la ficción, tanto que apenas distinguimos en ellos fuerza de violencia; tanto, que cuando se contruye una "mujer fuerte" se coge toda esa violencia asociada a ellos y se la plantan a ellas y hala, ya tenemos un personaje femenino fuerte.

Planta tú un personaje (masculino o femenino) empático, en un rol de cuidador, paciente y resilente, a lado de un señor que pegue guantazos, y pregúntale a la gente cuál es el fuerte. Ya Los Cinco nos enseñaron que comportarte como "una niña" era de tontas. Que esas cosas que se asocian tradicionalmente a la feminidad (ay de ti, maromo, como se te ocurra esgrimir alguna de ellas como virtud) no sólo no valen para nada, sino que además son obstáculos para ser "fuerte".

"Es que cómo van a construir un personaje fuerte basado en inocencia o delicadeza o algo así".

Menos mal que está todo inventado.

Con todos vosotros, hijos míos, ejemplos de cómo construir personajes fuertes que no se comportan como tradicionalmente nos han vendido que han de comportarse los maromos; que no necesitan ejercer la violencia para demostrar su fuerza y que además hacen, con orgullo y eficiencia, cosas de "niña tonta".




MARCELA

Que es una señora quijotesca con dos gónadas bien plantadas que se niega a que la demonicen porque un pirao acosador que la tenía como objeto sexual se ha suicidado porque ella no cedía a sus fantasías pajapláticas. Se vale de la oratoria para hacer llegar su mensaje. 


GEOFFREY

Terry Pratchett se sacó de la manga un pedazo de personaje en su último libro. Yo quería un mano a mano de este chaval y Vetinari. No es una cabra, la cabra es la mascota; no he encontrado imágenes del chico. Es un personaje que trae la paz y hace a la gente ser mejor persona, un poco Carrot pero sin autoridad fáctica ni músculos amenazantes.


LA CENICIENTA

Hablo del personaje de la versión "con personas" de cromatismo impecable que convierte a Ella en una chica fuerte y amable y generosa y valiente sin tener que rebajarse a partirle la cara nadie. Que se coloca por encima de su familia maltratadora cuando tiene el poder de vengarse y simplemente les da la espalda y se va a ser feliz pasando de sus torturadores dos kilos. Eso, colega, es tener las gónadas icosaédricas. Estar por encima de la miseria y el rencor humanos. Qué tía.


KUBO

Compraos un sombrero para quitároslo: el final de Kubo nos revela la naturaleza de la verdadera fuerza del chaval. Lo de ir por ahí meneando la espada de su difunto padre no era más que atrezo: se alza la verdadera victoria a base de piedad y empatía. COLEGA. Y TODA LA ALDEA LO SIGUE.



SARAH CREWE

"Claro que los dos personajes anteriores pueden permitirse ser amables y demás, tienen a la magia de su parte". Bueno, pues vamos a hablar de Sarah Crewe, personaje glorioso de Frances Hodgson Burnett que muchos conocerán por las versiones cinematográficas de "La Princesita",
sobre todo la de Shirley Temple.
Es un dramón edwardiano de huérfanas e internados y hambre y Londres. Sarah entra como alumna en el colegio, donde va conociendo a sus compañeras y profesores y comportándose de forma intachable, siempre amable, incluso con la gente borde y estúpida. Nunca tiene una mala palabra para nadie. Cuando su padre se muere y se cierne sobre ella la tragedia, lo lleva con dignidad. Y hace amigas, cuida a sus amigas, cuida incluso a desconocidas que se encuentra por la calle, "como una princesa". Nada de belleza física ni sedas ni perlas: a lo largo del libro se hace énfasis en que la "princesez" de Sarah radica en su comportamiento. Tiene una resilencia que alucinas, autohaciéndose terapia conductivo-conductual, contándose la historia adecuada para sobrevivir siendo ella misma en cada momento. La gente con la que se cruza y que la conoce tiene dos reacciones: o la admira o la odia.


El odio por jugar en una liga que no se comprende me fascina. Quiero ver yo a esa "fuerza" que nos venden, a esos personajes capaces de ejercer violencia tanto física como psicológica, sometidos a cosas de "niña tonta": quiero verlos cuidando a sus seres queridos ancianos mientras se apagan, sacando adelante prole, defendiendo sin guantazos ni chantajes a quien no puede defenderse, tragándose su odio improductivo para poder darse la vuelta ante quien les ha hecho daño y reducirlos así a criaturas intranscendentes que no tienen poder sobre ellos. O, cuando les hacen daño, no transmitiendo ese daño a los demás para "desahogarse". 

EN RESUMEN

-Alegrarse porque te han pasado cosas malas y así has "evolucionado" como persona es pernicioso, porque lleva directamente a pensar que darle dos tortas a alguien "pa que aprenda evolucione" está justificado.
-Ser fuerte y ser capaz de ejercer violencia no es lo mismo.
-Se puede ser fuerte sin hacer ruido.