viernes, 5 de agosto de 2016

De bollos, coscorrones y la aprobación de tus semejantes

Es agosto, ayer vi una peli sobre la diversidad en las capacidades y tengo ganas de soltar un soliloquio.

Me satura internet.

De un tiempo a esta parte, cada vez que abro Twitter me encuentro con dos tipos de tweets:

A) CÓMO SER UN MEGAESCRITORDELAMUERTE, COMMUNITYMANAGER Y DIOS TODOENUNO. 75% más o menos.

B) Otros.

Tengamos en cuenta que, para empezar, yo lo del "quid pro quo" twitteriano lo llevo muy mal. Por lo visto hay gente que te sigue para que la sigas, y si no la sigues se enfurruña y no te ajunta más y te deja de seguir. No, mira, eso me suena tanto a recreo de la ESO o a chantaje .net que va a ser que no. Sé que es que "funciona así" y tal, pero ese no es un argumento.

  Así me imagino a los seguidores que desaparecen.

Fin de la digresión.

El tema es que al cabo de un tiempo bombardeada con consejos, recomendaciones y pinchazos en la espinilla con cómo usar redes sociales, blogs para escritores y consejos varios, te da como cosa lo de no estar siguiendo las recomendaciones. O, más bien, no compartir los objetivos que persiguen esas recomendaciones. Me explico: "diez formas de ganar seguidores". Y a ti te la pela ganar seguidores, fundamentalmente porque más seguidores no implica que escribas mejor, que es tu meta final. 

Y te lees los artículos y dices "anda, qué útil para la gente que quiera ganar seguidores" o "pues vaya truño perogrullínico", según el caso, y ya está. Pero, al cabo de un tiempo, empiezas a preguntarte si estará mal no querer ganar seguidores o que te dé igual que la gente lea o no tu blog porque total lo que quieres es un sitio donde tener juntitas todas tus publicaciones y enlaces a reseñas que te permita soltar tus soliloquios de vez en cuando.

Me imagino que ser una yaya analógica empapa mi forma de ver las cosas. Tengo esa idea loca de que es cosa de la editorial que te publica vender el libro que te publica. Porque, hijicos, lo que me interesa vender en todo caso son mis libros, no venderme a mí. Ojo, que si me hubiera tirado a la piscina de la autopublicación estaría atesorando cada uno de los enlaces, analizando la información y fabricando mi propio manual, buscándome una marca personal e igual hasta haciéndome Youtuber (escalofrío de terror he sentido al escribirlo). Pero no me compensa. Hay por ahí seres multiclase que pueden escribir y subyugar las redes sociales sin colapsar y que les salgan sarpullidos, pero yo no. Bienvenidos al fantabuloso mundo de la diversidad: una perdona el bollo por el coscorrón. 

Aceptar que lo que se me da bien es escribir y no vender libros fue, en su momento, una liberación. Si alguien lee esto y ve las cifras de seguidores en Twitter y Facebook podrá comprobar que he invertido muy poca energía en "ganar seguidores". Sé perfectamente que estoy bastante "fuera" de donde se mueven las cosas, que no voy etiquetando gente ni dejando comentarios y que (por supuesto) no me meto en polémicas. Y toda esta parrafada viene para decir a las personas humanas que escriban y que se estén preguntando si son un fracaso porque no tienen "likes" que se paren un momento a ver qué es lo que quieren.

Puedes querer escribir cada vez mejor. Puedes querer dedicarte al FanFic sin ningún tipo de presión. Puedes querer escribir lo justito para tener millones de seguidores y salir de pobre. Puedes quererlo todo. Lo que quieras está bien. (Si es matar gente o delinquir, no, pero creo que no hace falta especificarlo).

Sé que el público objetivo de esta entrada es reducido. Y me parece bien porque suelo ser parte del público objetivo reducido de muchas cosas y doy palmas con las orejas cuando algo me llega. 

Y con esto y un bizcocho me voy a seguir corrigiendo cosas a chorro de arena.