martes, 25 de octubre de 2016

De hacer las cosas bien y que salgan mal

Este es uno de los grandes baches de la historia vital de cada uno. Una situación para la que no nos han preparado.

Os voy a contar un secreto a voces. Sé que puede parecer una perogrullada de un tamaño capaz de engullir galaxias, pero veo necesario ponerlo por escrito.

Por mucho que te esfuerces, 
por muy bien que hagas las cosas, 
éstas no tienen por qué salir bien.

"Hombre, eso ya lo sabemos", diréis. Bueno, vamos a dar un par de pasitos atrás. Toda la vida nos han vendido, supongo que con el objetivo de que hagamos lo que es debido en cada momento, que el esfuerzo tiene su recompensa. Que estudias y apruebas. Que te sacas una carrera y tienes trabajo. Que practicas lo suficiente y ganas.

Eso, hijitos míos, es total y absolutamente falso. Dejadme que os comente la cara B de este secreto: hay cosas que no dependen de uno. Tachán.

Es terriblemente fácil sentirse frustrado si has "cumplido" y no has obtenido la recompensa "prometida" (aprobar, trabajar, ganar). En el ámbito que nos ocupa, digamos que es publicar y ver reconocido tu trabajo. Puedes decir "coñe, que he escrito la Gran Novela Occidental del siglo XXI, ¿por qué no me la publica nadie?" y querer quemar cosas, o sentirte un guiñapo tirado por los suelos porque lo has hecho no sólo lo mejor que las podido, sino objetivamente bien, y aun así no ha funcionado.

Esto puede llevar a que te chupe un pie hacerlo bien la próxima vez, porque total no vale para nada. Es una actitud perfectamente comprensible, pero peligrosa. O que te sientas una mierda, buscando una explicación a por qué esa recompensa no está ahí, y deduzcas que será porque la has cagado en algún punto, y te sientas indigno, insuficiente o alguna otra cosa así autodestructiva y peligrosa.

Deberíamos reajustar la perspectiva. Sacar la recompensa del cuadro. Uno se esfuerza y hace las cosas bien porque es lo que hay que hacer. Fin. La recompensa es como la lotería de Navidad. No depende de ti, a veces ni siquiera de otras personas. Ser plenamente conscientes de que el esfuerzo y el tesón son "el arte por el arte", y que son necesarios en sí mismos para poder dormir por la noche es una certeza que nos ahorraría muchas frustraciones.

Podría ponerme ahora a hablar de las Ítacas, de la perseverancia, de buscar atajos... De gente a la que le llega el éxito por sacarse un moco en el momento adecuado. De genios que se los comen en la oscuridad. Ay, hijitos: no hay patrones, ni libro de recetas, ni garantía de que si esto y esto sale bien da como resultado esto otro. La existencia entera es una tragaperras y hay poquitas cosas que estén en manos de uno. Escribid bien, llamad a todas las puertas, no os rindáis. 

Bienvenidos a la incertidumbre vital. Afrontadla. Miradla a los ojos y así no podrá morderos el culo.