jueves, 16 de junio de 2016

¡Listas! ¡Listas!

¡Hola! Soy una entrada en forma de metalista. Sí, una lista de listas útiles para creamundos y escritores reticulados.

1. La lista de envíos. Esta es muy importante. Sirve para apuntar qué relato/obra se ha enviado a dónde y en qué fecha. Yo tengo una lista con los concursos y otra con las editoriales. Suelo añadir una columna con el plazo de contestación que ponen en la web o cosas como "si en tres meses no sabes de nosotros es que pasamos de tu culo ti". Cuando pasa ese tiempo o me contestan negativamente, les cambio el color pero no los borro para no enviar dos veces lo mismo al mismo sitio.

He dedidido poner fotos de listas para esta lista de listas. ¡Ja!
 Me mondo yo misma con mi ocurrencia (no).


2. La lista de personajes. Ahora que me he vuelto minimalista me vale con un posit, pero en su momento necesitaba folio y medio. Nunca está de más, porque igual te emocionas tanto con la historia de amor que te olvidas de que la abuela existe a medio libro o de cómo se llamaba el cartero. Tu yo del futuro corrector te lo agradecerá.

 Tú imagínate  Rowling aprendiéndose de memoria a todos los alumnos 
y todos los profesores y todos los mortífagos 
y su desayuno favorito. Too much.

3. La lista de proyectos en curso. Te pegas una semana a saco con tu novela casi terminada y de repente... La Nada. Para escapar de la maldición de Michael Ende, conviene tener a mano las "cosas alternativas que tienen que ver con escribir sin tener que escribir-escribir", esto es, la novelas que están finiquitadas pero no corregidas del todo, borradores piando porque hagas algo con ellos... A mí me ayuda bastante a oxigenar el cerebro. Es ese "anda, puedo entretenerme con esto y no sentirme improductiva mientras reflexiono en beta sobre mi atasco".

Siempre hay algún tumor que diseccionar cuando las neuronas te patinan.

4. Las listas específicas. Los reyes de Golonipedonia, los dioses de Fruagrasolandia, los hechizos de la orden de Gurrunosos... Tienden a pertenecer a la guía de estilo de cada obra y conviene tenerlas a la vista, que cuando a uno le da por ponerse creativo con uno mismo tiene más peligro Homer en un buffet libre.

ESTA TÍA sí que sabía hacer listas.
Se llamaba Henrietta Swann Leavitt y se merece que todos sepáis quién era.


5. La lista de dudas frecuentes. Esto como mejor se hace es con un corta-pega, pinta, imprime y colorea con la fundéu. Si busco una duda existenciortográfica y, al leer la respuesta, digo "anda, leches, es verdad, si esto ya lo he tenido que mirar antes y era así" asumo que mi cerebro no va a retener la información más de tres minutos y me lo copio en un documento de texto, lo imprimo, le pongo colorines, una poca de purpurina y al tablón. Ahí, bien a mano. La lista de dudas frecuentes es bastante anárquica, sí.

A veces dudo del nivel de espabile real del personaje,
pero hay que reconocer que le gustan las listas.
Curiosidad tengo por saber si tachará todos los elementos de la misma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Escribe sólo si tus palabras honran el silencio.