lunes, 30 de diciembre de 2024

De prosa buena, dramones trágicos y eufemismos inquietantes

El mercado editorial me sigue dando asco grima pena reparo.

Dicho esto, este año ha sido uno excelente en lo que a lecturas se refiere.

The King of Elfland's Daughter, de Lord Dunsany

Me gusta el final.

Me gusta mucho el final.

Siempre me ha repateado que los protagonistas se apoltronen después de la aventura. Sobre todo si es una historia tipo "tengo una vida normal en el cole/la oficina y descubro un mundo alternativo superguay". Y viven una aventuraca de la leche, pero luego vuelvan a su mundo y todo sigue igual. Lo de Bastián lo tengo todavía clavado en el hígado. Qué crueldad. Que vuelven cambiados y la aventura los ha hecho más sabios y todo lo que tú quieras, pero me ha parecido siempre algo horrible.

Esta historia, que es una jarra detrás de otra de poesía, le da en los hocicos a ese tropo. Qué final. Qué viaje. Qué prosa. Qué congoja, qué maravilla, qué emoción en cada página. Qué gloria que la magia triunfe, que no sea una historia elegíaca como promete, sino un génesis, y no lo sepas hasta la última página.

Y me gusta la prosa.

Me gusta mucho la prosa.

Y qué prosa. Con todo lo que me falla la prosa en la mayoría de lecturas, esta prosa sí. Dadme más prosa buena. La mejor lectura del año de lejos.

The Navigator's Children, de Tad Williams

Tengo un vínculo emocional muy intenso con esta saga y el final me rompió bastante. No lo cambiaría, pero me ha dolido igual. Los niveles de épica y la magia a carretillas no decepcionan, sin perderse el misterio en el proceso, con el sentido de la maravilla como estandarte. Es un cierrre a la altura del resto de la saga.

Homenajea, en muchos aspectos, a Tolkien: los árboles, el barco que parte a otro mundo, la pérdida. Y además la prosa es buena, y es una omniscencia que elige muy bien qué te cuenta y cómo, y te deja el corazón encogido. La gente es gente y se comporta como gente; las razas "mágicas" son gente de otra manera y tienen sus propias fortalezas y carencias. Ninguna solución es fácil y el final abierto es tan real y plausible que duele.

Esto es fantasía épica bien hecha. Voy a incidir en lo de "épica", porque últimamente no encuentro épica contemporánea. Todo el mundo o está muerto o lleva treinta años escribiendo o prioriza sacar tripas/contarte su mandanga política. La eucatástrofe que tanto echaba de menos está en este final y está bien hecha. 

Dracula, de Bram Stoker

Esto me lo leí hace mil años en una copia cochambrosa que me compré por un euro en el tenderete de libros de segunda mano de la feria de mi pueblo. Esta lectura ha sido en inglés y es un poco como leerla en HD. La prosa es lo que tiene que ser, cambia la voz narrativa de las notas de Harker al diario de Mina y toda la historia contada en plan trabajo de investigación con la documentación por delante es una gozada de estructura. Da gusto leer cosas de gente íntegra luchando contra el mal. Y me ha reafirmado en la convicción de que los directores de cine (ejem, Coppola; hola, Peter Jackson) lo que quieren es montar su fanfic cuando adaptan libros.

Hojas de dedalera, de Victoria Álvarez

Una médium y un fantasma que va de sobrado se enfrentan a cosas chungas en el Londres victoriano mientras meriendan en el Fortnum. Otro clásico de pasado que viene a morderte el culo más secretos familiares más mansiones con fantasmas igual a pasárselo pipa. ¡Sacrificio! ¡Amor imperecedero! Me lo pasé como una enana. Las telenovelas victorianas bien hechas, los dramones como está mandado, además bien escritos, son solaz. Otra prosa que da gusto. Así, sí.

El eco del destino, de Iria G. Parente y Selene M. Pascual

Esto también es una historia de amor tirando al rollo tragedia griega. Se regodea con inquina en las relaciones entre los personajes, cosa que disfruté bastante. Pasar no es que pase mucho y está bastante claro cómo se va a torcer el asunto, pero da igual porque aquí hemos venido a ver sentimientos trágicos sublimes y existencias abocadas al desastre. Soy muy fan de las historias que basan el conflicto en "que le den por saco al bien mayor" y exploran las consecuencias. Aquí lo exploran además de forma personal, le dan mucho por saco al tema sociológico y se va descubriendo el mundo de forma orgánica, cosa que agradezco bastante. Esto también es una saga y esta sí la seguiré, a ver cuánto más se tuerce. Este es el tipo de telenovela que he venido a ver.

Mexican Gothic, de Silvia Moreno-Garcia

Secretos familiares, casonas victorianas y el pasado que viene a morderte el culo: lo tiene todo. Me recordó bastante a los relatos de Lovecraft en los que al final se descubre que alguien ha estado haciendo pactos con los profundos y tu primo es medio rana. La protagonista lo tenía todo para que dieran ganas de matarla al segundo capítulo pero luego está a la altura de las circunstancias. Me entretuvo bastante.

Corre, Renina, corre, de Celia Añó

Me lo pillé porque prometía estructura rara y no saber qué leches está pasando hasta que todo encaja al final. Un poco como Harrow, vaya. Y no me decepcionó. A mí el terror un poco plin pero esto era más pura necesidad de saber cómo encajaban las piezas y cómo interpretar los nombres de los capítulos. Además, la voz narrativa acompaña. Disfruté mucho todo el tema de la monstruosidad y las diferentes perspectivas respecto a ella. 

A Court of Thorns and Roses/ A Court of Mist and Fury, de Sarah J. Maas

A ver: si lo he entendido bien, lo de "romantasy" significa "historia de amor con fantasía de fondo". OK. Todo el tema misterio y magia del primer libro, ese "de qué va esta gente", ese pasado que viene a morder el culo, el amor que luego resulta que es otra cosa cuando nos asomamos al segundo, muy bien. La prosa me deja bastante fría pero bueno. La primera persona cuando el personaje que narra es analfabeto tampoco es que dé para más. Los patrás y palante del "me molas o no" se extendían un poco demasiado para mi gusto, pero es que no soy público objetivo de romántica, me temo. Es a lo que hemos venido, a ver cómo crece y se extingue el amor, y la exploración de qué es está bastante bien llevada, aunque falta gente repartiendo sentido común y el sesgo de "todo el mundo es guapísimo" de la voz narrativa de la primera persona que está salida (además de sufrir las consecuencias obvias de la malnutrición y la toxicidad familiar) me cansa. Qué angustia de monólogo interior, hija.

Pero el porno gratuito me sacaba de la historia. Los detalles frungiendo están al nivel de lo escatológico. Qué vergüenza ajena. Además en primera persona. Es como Martin hablando de desmembramientos pero con refocile. Hay más libros en la saga, pero yo me bajo aquí.

Además, investigando he descubierto un submundo de "por qué lo llaman romantasy cuando quieren decir porno" amparándose en el anglicismo eufemístico de "spicy" que no necesitaba conocer. Que la gente califica libros con PIMIENTOS dependiendo de cuánto porno haya. ¿Hola? ¿Socorro? Voy a necesitar otra entrada para procesar este inframundo oscuro.

Emma, de Jane Austen

Lo intenté. De verdad. Yo entiendo que se supone que es una crítica mordaz a la sociedad de la época y que es muy divertido, pero yo a las veinte páginas solamente quería repartir bofetadas a la ristra de personajes disfuncionales, empezando por el cansino del padre y siguiendo por la hija sabelotodo. Supongo que la gracia está en que te importe todo ese submundo de la regencia y entiendas los chistes internos sociales. Lo siento, Austen, no soy tu público objetivo. Me ha pasado como me pasó con la Bovary. Lo abandoné a las ciento y pico páginas porque yo no leo pa sufrir ni para sentir que estoy atrapada en un saloncito con gente insulsa con ínfulas inmune a la autocrítica y tengo que hacer como que me caen bien. De romantizar entornos sociales de mierda porque tienen una estética cuqui ya hablamos otro día también.


Y ya está. 2025 promete empezar bien, viendo los libros que tengo a medias. No tengo esperanzas de que salga Alecto, pero estaría bien. Mientras, igual empiezo con Robin Hoob, a ver si es épica, y a ver si en algún momento estoy en el espacio mental adecuado para leer algo más de Le Guin, que no siempre puede una permitirse que le pisoteen el alma. Hala, felices lecturas.